Es habitual que, tras unos días de descanso en la playa o en la piscina, la piel reaccione con pequeños brotes o granitos, incluso en pieles que normalmente se mantienen estables.

Esto no significa que tu rutina de mantenimiento haya dejado de funcionar. La piel es un órgano vivo y muy sensible a los cambios. Durante el verano se expone al sol, al cloro, a la sal del mar, al sudor y a las altas temperaturas. Todo esto provoca una mayor acción seborreica y cierta oclusión en la piel, lo que se traduce en la aparición de microgranitos.

La clave está en reajustar

En estos casos, lo más importante es:

  1. Revisar y adaptar los activos y las cantidades de aplicación en tu rutina domiciliaria.
  2. Acompañar con un tratamiento en cabina que ayude a equilibrar el tejido y prevenir que la alteración avance.

Tu piel cambia, y nosotras te acompañamos

Cada piel es única y evoluciona con las estaciones, el entorno e incluso el estilo de vida. Lo que marca la diferencia es el seguimiento constante y la personalización del cuidado.

Si notas que después del verano tu piel presenta brotes o cambios inesperados, pide tu cita. Estudiaremos tu caso, reajustaremos tu rutina y realizaremos el tratamiento en cabina que tu piel necesita para recuperar su equilibrio y luminosidad.

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